lunes, 16 de febrero de 2009

Nos queda recorrer; no darnos cuenta.

El tiempo ha avanzado bastante, nos encontramos en el Siglo veintiuno con las manos abiertas y ningún cambio a recibir, la política de estado se ha encargado arduamente de calmar a las masas, los partidos concertistas y derechistas aún se encuentran boxeando por el trono presidencial. Para qué. Para hacernos creer que con pavimentar las calles y eliminar a las moscas que producen las enfermedades será un grato avance, un grato avance los trabajos con contrato definido, un grato avance los tratados internacionales, mientras las empresas nacionales chapotean en la mediocridad de las microempresas que ni ellas son avaladas por el estado, pues el prefiere solventar las maquinas extranjeras; y no digo esto por apoyar la nacionalidad ni a que el gobierno y/o empresarios hagan un cambio drástico, si no porque está fielmente comprobado que su planificación progresista en apoyo de la gente no es más que una economía cerrada entre sí, entre ellos.
Ha pasado el tiempo como un cuervo que nos está condenando al saber que no estamos haciendo nada por el cambio, por último, un poema, o leer y sabe que el hecho de votar reside en traspapelar y humillarse a un papel.
Es por eso que no estamos dispuestos ha seguir tolerando la monotonía juvenil, y mediante éste humilde legajo moderno, intentamos mostrarles una nueva alternativa, una opción más liviana para la mente que no tenga por medio burocracias de baño, votos de papel reciclable, pues ahí se reciclan las ideas como en un círculo vicioso,
economía de mall, lejos del vicio carnívoro, que amarra al cerebro a una tradición tan arcaica como el no saber pensar y, por último, abajo los dogmas que congelan las ideas y el placer de despertar sabiendo que las cosas no están mal porque dios se enojó con el presidente de la república republicana de los principios de libertad , igualdad y fraternidad de la revolución francesa.

lunes, 5 de enero de 2009

Por ahora no tiene :V

Las sombras de ti desaparecen por cielos confundidos
se esfuman como un rumor ciego de reflejos,
esto me parece un estallido marítimo
las aves corren, el mar abraza en su locura a la gente.

La marea me huele como a un cadáver pútrido urbano
no puedo dejar de oler su aroma ha olvido,
me molesta todo de ella, también a mí me abraza;
me disgrego como un molusco bajo el efecto de un martillo.

Las sombras de ti desaparecen atentas a aprovechar el avance
ya no te despides, te acercas con un nuevo miedo,
los finales se extinguieron para ser todos iguales
en un recuerdo colectivo de horas y horas de duración,
pero todo iguales y de la misma esencia cenicienta.

El movimiento de tus negruras diáfanas
torbellinos que conmueven pañuelos desechables,
retóricas que intento reprimir para dormir esta noche,
porque tus detalles son la luz delgada pero intacta
y para dormir hay que estar con la ampolleta apagada.